Sont reproduits ici les textes qui ont été mis en voix par la Compagnie Cano López le 20 novembre 2015 au Plessis-Théâtres  à  La Riche (Indre-et-Loire).

Pero no.

España, con más de 114.000 desaparecidos, es « el segundo país del mundo, tras Camboya, con mayor número de personas víctimas de desapariciones forzadas cuyos restos no han sido recuperados ni identificados » (Jueces para la democracia, asociación profesional de jueces y magistrados). Todos y todas los desaparecidos fueron calificados como de izquierdas o rojos, muertos durante la Guerra civil española (1936-1939), cuyo balance fue de 500.000 muertos entre los 2 bandos y otros tantos exiliados de izquierdas.
Con la excusa de una imparcialidad hipócrita, de no reabrir heridas, de mirar al futuro y no al pasado, parte de la sociedad española describe esta etapa crucial, la más sangrienta en la historia de España, como una lucha fratricida, de hermanos. Consecuencia normal, lógica y natural del caos y estado de violencia permanente durante la Segunda República (1931-1939). Si hubiesen ganado los “rojos”, España hubiese sido un estado satélite de Stalin, mejor un dictador nacional. La transición política, culminada con la aprobación de la Constitución de 1978, supuso la llegada de la democracia a España, una reconciliación nacional, con homologación europea incluida, un juntos hacia adelante, sin importar el pasado.
Pero no. Un Estado social y democrático de derecho, como dice la Constitución, con 37 años ya, no puede permitirse tener a más de 100.000 compatriotas enterrados en su territorio sin localizar ni identificar. No puede permanecer neutro a la hora de analizar, un golpe de estado, preparado desde su interior, antes incluso de la proclamación de la propia II República, por militares, responsables precisamente del orden público, poseedores del monopolio de la violencia. Un golpe de estado en contra de la legalidad vigente, que ellos debían defender los primeros. La legalidad democrática de una
República que quería modernizar el país, hacer real en España los principios de libertad, igualdad y fraternidad. Aunque pocos, pero muy violentos y organizados, con la ayuda de Hitler y Mussolini, y las necesidades de supervivencia de toda maldita guerra, vencieron, logrando casi su objetivo de “eliminar, sin dudarlo a todos los que no piensen como nosotros (Mola dixit)”.
Ahí la diferencia radical. Una vez empezada la guerra, el gobierno republicano condenaba, incluso perseguía, todo ajuste de cuentas en la retaguardia, fuera del campo de batalla, algo que logró 6 meses después de empezada ésta. Franco y sus colaboradores, fomentaron el “limpiar España”, desde el principio hasta el final. O matar y violar a todos los calificados como rojos, judíos o masones. Por eso no es comparable la bandera tricolor republicana con la rojigualda del Águila de San Juan, reinante durante 40 años. Hay heridas que no pueden reabrirse porque nunca terminaron de cerrarse, de cicatrizar. Todo el mundo tiene derecho a tener un sitio donde visitar o rezar a sus muertos. Debemos aprender del pasado para no repetir los mismos errores.
Jesús Bermejo González