Tous les articles par Eric Sionneau

Guerre d’Espagne 1936-1939

La guerre civile espagnole, souvent considérée comme le prologue de la seconde guerre mondiale, a opposé, de juillet 1936 à avril 1939, le gouvernement républicain espagnol du Frente Popular élu en 1936 à une insurrection militaire et nationaliste dirigée par Francisco Franco, bénéficiant de l’aide — déterminante — d’Adolf Hitler et de Benito Mussolini. Malgré le soutien de l’URSS, de la Grande-Bretagne, de la France et surtout des Brigades internationales (35 000 volontaires de 50 nations), la défaite des républicains a permis l’établissement de la dictature de Francisco Franco, qui a duré jusqu’à sa mort en novembre 1975. Le conflit aura fait plus d’un million de victimes.

A consulter ici : https://www.monde-diplomatique.fr/index/sujet/guerredespagne

Disparition de Almudena Grandes

Bonjour à toutes et à tous,

La nouvelle est tombée samedi dernier dans l’après-midi : Almudena Grandes s’en est allée.

C’est comme si nous étions restés orphelins. Avec le cœur gelé.

Le 10 octobre, Almudena s’est excusée auprès de ses lecteurs d’avoir été absente à cause de sa maladie. Humble, oui elle l’était, pour demander pardon d’être malade et de ne pas pouvoir les accompagner. « Et m’excuser au passage, par avance, pour mon silence et mes absences futures. Car je ne voudrais pas que quelqu’un s’inquiète à nouveau de ne pas me retrouver dans un endroit où nous nous sommes rencontrés d’autres fois ». Elle a également remercié ses lecteurs pour leur liberté, « car grâce à votre soutien je peux écrire les livres que je veux écrire, et non ceux que les autres attendent de moi ».

Aujourd’hui est un jour triste, pour les amoureux de la littérature, de la littérature engagée auprès du peuple. La plus grande est partie, et nous a laissés orphelins.

A l’occasion de la venue de Pedro Sanchez à Montauban en février 2019, Almudena Grandes l’accompagnait, et nous avons eu l’honneur d’échanger avec elle quelques instants.

¡ Hasta siempre, Almudena !

Le bureau de Caminar

PS 1 : Voici un lien sur les funérailles de Almudena qui ont eu lieu aujourd’hui : https://www.youtube.com/watch?v=lFVcVUtmweo

PS 2 : Ci-dessous, vous trouverez un texte de Antón Castro, journaliste et écrivain de Zaragoza, intitulé « Un dialogo con Almudena Grandes ».
UN DIÁLOGO CON ALMUDENA GRANDES (1960-2021)

He entrevistado en bastantes ocasiones a Almudena Grandes. Conservo un gran recuerdo de una entrevista extensa que le hice en el hotel Palafox con motivo de la novela ‘El corazón helado’. La recupero aquí, el día en que Almudena Grandes, una poderosa narradora, acaba de fallecer a consecuencia de un cáncer. Esta mañana, en Alcañiz, una amiga suya me dijo que Almudena se había puesto muy malita. La foto es de otro gran amigo: Asís G. Ayerbe. Una de las consultas más surrealistas que he tenido en mi vida fue suya, por medio de Luis Alegre: quería saber cuántos títulos de Liga tenía su equipo del alma, el Atlético de Madrid. Debió ser hacia 2013-2014, cuando el equipo tenía diez títulos.

-« Me acordé de ‘Teruel Existe’ y me dije: la abuela Anita será de un pueblo de Teruel »
-« No he hecho una novela histórica. Es una novela de amor en el presente, de la memoria sentimental de España »
-« Ortega, cuando volvió a España, denunció ‘la indecencia generalizada, la corrupción’. También hablo de todo eso »
-« En ‘El corazón helado’ está la huella de Aub y de las ‘Crónicas del alba’ de Sender por su tono memorialístico »
Uno nunca sabe cuándo empieza la historia de una vocación. La de Almudena Grandes (Madrid, 1960) tal vez se remonte a finales de los años 60 y a una versión abreviada de Homero que le regaló su abuelo para su primera comunión. Luego, se hizo escritora bajo la sombra de Benito Pérez Galdós, al que reivindica sin parar (« algún día escribiré mis ‘Episodios Nacionales », dice), Marcel Proust, Jane Austen, « Mujercitas » (de este libro sentimental extrajo uno de sus credos: « Escribe de lo que conoces ») o de novelas que siempre recomienda como « Bella del Señor » de Albert Cohen. Mario Vargas Llosa es otra de sus predilecciones.

Libro a libro, Almudena Grandes se ha convertido en una narradora poderosa, casi apabullante, con un mundo propio que aspira « a ser coherente ». Declara una y otra vez que le encantan los folletones decimonónicos, las grandes historias de amor, la ambientación meticulosa, esos personajes complejos y trabajados en su psicología. Se siente ante todo « una contadora de historias », alguien que posee auténtica pasión por el lenguaje, por las palabras y sus matices, por la vida, de ahí que diga que « tengo una inclinación espontánea al desparrame. Y eso lo he percibido más que nunca en ‘El corazón helado’. Tenía tantas cosas que contar, había tantas historias y personajes que si no me hubiera contenido (me he ralentizado incluso en el erotismo), si no me hubiera sujetado, me habrían salido más de 3.000 páginas. Eso sí que me preocupaba durante la escritura. Habrían sido demasiadas páginas ».

Almudena Grandes mira al editor de Tusquets, su editorial de siempre, Juan Cerezo, y sonríe como ella lo hace: derramándose, con picardía y vitalidad, con esa carcajada y sonora que lo invade todo. Las más de 900 páginas de « El corazón helado » (Tusquets) seducen a miles de lectores.

Revela: « El corazón helado’ me ha llevado más de cuatro años de trabajo. Estuve documentándome durante año y medio. Leí libros de casi todo: de la Guerra Civil, de la II República, de la División Azul, y no sólo a los historiadores y especialistas que cito, sino muchas memorias y autobiografías que se publicaban en pequeños ayuntamientos, también aragoneses, porque ahí veía historias humanas maravillosas y emocionantes, y eso es algo que me interesa mucho. Y luego empleé dos años y medio más en la escritura. Eso sí, cuando me pongo a escribir ya sé cómo va a ser todo. Conozco todas las escenas, todos los personajes, como si fuera un plano de arquitectura. La estructura es muy importante en mis libros, y aquí era compleja por muchas razones ».

El amor y las sombras del pasado

Almudena Grandes es reflexiva y torrencial a la vez. Vive tanto sus libros, habla tanto de ellos, que parece tenerlos muy claros. Se asoma a sus ficciones como quien se inclina sobre un río diáfano y se refleja con nitidez en todos sus rasgos y pliegues, con las subtramas más íntimas de la invención y de la sangre. « Yo no quería hacer una novela histórica, aunque la historia de España sea muy importante aquí. Ésta es una novela sobre la memoria sentimental de España, una novela del presente cuyos personajes, para resolver y acotar mejor el momento en que viven, indagan en el pasado -subraya-. Entiendo que es una novela sobre la memoria, no es una novela política tan sólo, y mucho menos un panfleto. Lo tengo muy claro. No es por tanto una novela de la Guerra Civil española, o de la II República, o del exilio, o de las peripecias de la División Azul. Todo está ahí, forma parte de la vida de los personajes, pero yo creo que mi novela es sobre todo una historia de amor que se desarrolla en 2005 ».

Los dos personajes centrales, Álvaro y Raquel, indagan en los secretos de familia, desempolvan recuerdos, álbumes, fotos viejas, que es algo que resulta muy atractivo. Álvaro Carrión, el protagonista, pregunta, « necesita saber quién era su padre, y esa necesidad de saber es uno de los elementos novelescos fundamentales del libro ». También la escritora investigó en algunos secretos de su propia familia: la historia de su abuelo materno, capitán de Ingeniería, que se sumó a los golpistas del 18 de julio. « Una vez concluida la guerra, lo mandaron a Regiones Devastadas. Y estuvo allí un tiempo, pero un día, sin que se supiera la razón, dimitió de su cargo, abandonó el ejército y se marchó a trabajar a la empresa privada. Yo siempre he pensado que no pudo superar la corrupción que vio, la indecencia. Mi abuelo ha inspirado la creación del personaje Eugenio Sánchez Delgado ».

Recuerda la autora que otro tema fundamental de su novela « es algo que denunció José Ortega y Gasset cuando volvió a España: ‘La indecencia generalizada. La corrupción ». Almudena Grandes explica que ella no quería volver al tema de preguntarse quiénes eran los buenos y los malos. « Me molesta que algunos escritores contemporáneos se acerquen a la Guerra Civil con la mentalidad de hoy. Quieren aplicar la visión contemporánea de lo políticamente correcto y crean personajes que no se daban en la época, más radicales y con un alto nivel de militancia política y sindical, y acaben concluyendo que ‘todos fuimos culpables de la Guerra Civil’. Yo tengo clarísimo quiénes eran los ‘malos’. España era un país soberano, democrático, con las reglas claras y explícitas, un país que creía en la justicia, en la libertad, en la igualdad y en el progreso. Y contra eso se levantaron cuatro generales. Ahí están los malos. Y a mí me interesa contar cómo eran », señala.

Destellos de guerra en la paz

Recalca que se narran destellos de la violencia que se vivió, « de sobras conocida y contada, por eso no he querido ensañarme. No podemos olvidarnos que no existe ningún país que, en tiempos de paz, tuviese una represión física tan brutal como la del franquismo. Eso es algo que no se dio con tanta contundencia en la Alemania de Hitler en tiempos de paz. Y eso está en el novela, que es un libro de ficción, claro está, inventado por mí, una novela de la que soy responsable, pero muchas de las cosas que se cuentan ocurrieron de veras: el entierro de gente viva en Canarias, la historia de la madre de Rosana Torres: embarazada de cuatro meses -con dos hermanos fusilados, su marido condenado a muerte y sus padres en la cárcel- fue a su casa de Valencia, de la que se había adueñado el hombre que había denunciado a sus padres. Le pidió su propia máquina de coser para ganarse la vida. Le dijo que no. Pidió que le dejase llevarse su ropa, y le contestó que no. Pidió que le permitiese llevarse su ropa interior, ‘porque mis bragas no os las vais a poner, ¿verdad?’. Y volvió a decirle que no. Éste es un libro sobre nuestro patrimonio común ». Los hechos reales son glosados en un puñado de páginas de notas de autor, donde hay agradecimientos, evocaciones y algunos casos terribles.

A Almudena Grandes le gusta decir que cree mucho en la « trayectoria de autor. Más que escribir una novela histórica ahora, luego una policíaca, más tarde otra de otro tipo, que se puede hacer, claro está, a mí me preocupa que cada novela explique o justifique la anterior y a la vez sugiera o avance la sucesiva -matiza-. ‘El corazón helado’ está implícito en otros libros míos más o menos testimoniales, especialmente en ‘Los aires difíciles’ (Tusquets, 2002), que narra la historia de una niña que nace en 1947 y que crece en los años 50 y 60 ».

Todas sus novelas nacen de una imagen, « que busco, que persigo. En cuanto la tengo, empiezo a escribir ». En abril de 2002, un día de cielo azul y eléctrico, Almudena Grandes fue al cementerio de Las Rozas al entierro del padre del escritor Benjamín Prado. Vio, desde una leve distancia, dos estampas: la de los familiares del escritor, que combatían el frío, y la de los serranos que iban de manga corta. Las mujeres parecían haberse puesto una chaqueta sobre la bata. Y de repente, vio como una joven vestida de blanco, con botas, aparecía entre la gente. No habló con nadie y se fue.

« Aquella imagen me puso en marcha. Era algo muy literario. Empecé a pensar quién podía ser, imaginé que hablaba con el hijo del muerto y que conocía al muerto. Así ya tenía el triángulo de personajes principales. Y entonces, recordé también algo que me había contado mi amiga Laura García Lorca, sobrina del poeta y nieta de su padre Federico, que se marchó al exilio. Don Federico pidió a un amigo que se hiciera cargo de sus tierras, y lo estafaron. Le dejaron sin nada. Y eso me dio otra idea clave. El muerto de ficción era Julio Carrión, un hombre que había combatido en los dos bandos y en la División Azul, y que acabó convirtiéndose en rico tras traicionar a un amigo, en un auténtico hombre de negocios con una gran fortuna, tras traicionar a un amigo ».

El héroe, el seductor y Teruel existe

Ese amigo era Ignacio Fernández, el abuelo de la joven Raquel Fernández, la muchacha de blanco que cruzó el cementerio como una aparición, y está casado con Anita, nacida en Teruel. La relación entre Julio Carrión e Ignacio Fernández es fundamental en el libro: ambos encarnan a las dos Españas, dos formas de vida, son antagonistas. Julio es un seductor sin escrúpulos, un superviviente taimado, e Ignacio representa al « héroe a la fuerza, al héroe a su pesar ». Fueron amigos, pero uno de ellos traiciona al otro. « Éste es un libro de traiciones: la traición de Julio hacia Ignacio es determinante. Pero aquí hubo muchas traiciones: hubo traición a un sistema democrático legal, hubo traición a los combatientes antifascistas, que fueron traicionados por los aliados, posteriormente por los norteamericanos, por la propia España en la Transición democrática. Era lógico que, ante tantas adversidades, se preguntasen si no era España un país maldito ».

En la novela hay varios personajes aragoneses: la citada abuela Anita, esposa de Ignacio Fernández, « que nació en Teruel y que es el personaje al que todo le sale bien. Es de un pueblo, que no quiere recordar, de la sierra de Albarracín. A mí me gustan los apellidos sencillos: González, Fernández, Muñoz, Rodríguez, y además quería que hubiera gente de todo el país. Y entonces me acordé de aquello de ‘Teruel Existe’. y me dije: la abuela Anita será de Teruel. Y también está un compañero, Ansó, que huye con Ignacio del campo de Albatera. Y otro personaje que me gusta mucho es una madrina de guerra de Zaragoza. Me encantan las madrinas de guerra. Son criaturas muy literarias. Y hay por ahí algún otro aragonés de Zaragoza ».

También asegura que el libro reconoce la labor de los exiliados, cómo conservaron la idea de España y cómo fueron capaces de transmitirnos su cultura, sus creaciones. « Mantuvieron la identidad y su amor por España. Para un estudiante, Luis Cernuda es un poeta español. O Rafael Alberti. Y por supuesto Antonio Machado. A mí me gusta mucho Benito Pérez Galdós, claro, me gusta recuperarlo ahora que todo el mundo lo detesta. Pero es evidente que en ‘El corazón helado’ está la huella de Max Aub, de Paulino Massip o de las ‘Crónicas del alba’ de Sender, en la elección de tono memorialístico, en el repaso a toda una época convulsa de España ».

https://fr.wikipedia.org/wiki/Almudena_Grandes

Durruti dans le labyrinthe. Qui a tué Durruti ?

Traduction de l’entretien donné par Miguel Amoros à Cazarabet-El Sueño Igualitario à l’occasion de la réédition de son livre « Durruti dans le labyrinthe. Qui a tué Durruti ? »

– Miquel, on a beaucoup écrit sur Durruti : le révolutionnaire, le revendicatif, le premier à faire un pas en avant… Qu’est-ce que ce « nouveau regard », le tien, apporte à cette « figure » de l’anarchisme, des idées libertaires et du mouvement libertaire en Espagne… ?

Mon intention en écrivant « Durruti en el laberinto » [Durruti dans le labyrinthe] était de démythifier le personnage et le situer dans son moment historique. Démonter un mythe idéologique, création « organique » d’un appareil bureaucratique effectif, pour rendre à l’individu réel son identité anarchiste et révolutionnaire, visible dans tous les aspects de sa pratique quotidienne. À cette fin, j’ai reconstruit presque jour après jour ses cinq derniers mois de vie.

– J’avais plusieurs grands-parents qui avaient perdu la guerre et à plusieurs reprises certains d’entre eux m’ont dit : « Ah ! Comment aurait tourné la guerre si Durruti n’avait pas été tué ? » Qu’est-ce que tu en penses ?Retour ligne automatique

Le dénouement de la guerre ne dépendait pas d’une seule personne, aussi charismatique fût-elle. Dans tous les cas, on peut risquer la conjecture que le recul de la révolution n’aurait pas été aussi rapide, que la stratégie de la CNT n’aurait pas été aussi défaillante et que la stalinisation de la République n’aurait pas été si profonde. Pour autant, Durruti vivant, un facteur de défaite comme celui de la démoralisation énorme qui s’est produite après sa mort et à partir de 1937 n’aurait pas pris une telle envergure.

– Et qu’en aurait-il été du processus révolutionnaire… si Durruti n’était pas mort… En quoi aurait-il consisté ?

Il n’y a pas de doute sur le fait qu’on aurait essayé d’acheter Durruti avec une fonction militaire type chef de division ou quelque chose de ce style. Comme pour Mera. Dans tous les cas, le premier pas de la contre-révolution, la militarisation des milices, se serait faite une fois celle-ci réalisée, dans d’autres conditions. La CNT ne se serait pas soumise aux « circonstances » aussi gaiement. D’un autre côté, les attaques de la division de Líster contre les collectivités aragonaises auraient été inconcevables avec Durruti en Catalogne ou en Aragon.

– Les gens, en novembre 36, commencèrent à se demander qui avait tué Durruti et quelques interrogations restent ouvertes… Avec les années passées, y voit-on plus clair ?

Il y eut une conspiration des Soviétiques pour faire sortir Durruti du front d’Aragon et « désactiver » là-bas l’influence anarchiste. Des documents le prouvent. Quant à sa mort, on sait avec certitude que la version officielle de la balle perdue était aussi fausse que la version confidentielle du tir accidentel de son « naranjero ». Durruti a été tué de près, par derrière, probablement par un groupe de miliciens qui fuyaient la bataille. Que cette rencontre fût fortuite ou provoquée, on peut en avoir l’intuition mais pas le démontrer. [1]

– Durruti était-il pour tous, les uns comme les autres, plus un ennemi en tant qu’élément révolutionnaire et partisan d’un soulèvement social qu’un ennemi pour les militaires rebelles… ?

La contre-révolution, avec les communistes à sa tête en Espagne, considéraient Durruti comme un obstacle pour la création d’une armée régulière avec une discipline de caserne, des galons à la pelle, et un sommet hiérarchique hors de contrôle des organisations ouvrières. En plus on avait peur de ses projets de « reconstruction libertaire » au front et à l’arrière-garde, qu’on qualifiait d’expérimentations utopiques et insensées.

– L’important était de faire front à l’abus de pouvoir face à ceux qui avaient toujours eu moins, face à l’ouvrier, au travailleur, à l’agriculteur, au salarié… et faire une société égalitaire… Ce qui était important, c’était la révolution, et avec le soulèvement ce fut le bon moment… Ce n’est pas ça ?

Les responsables de l’organisation confédérale ne l’ont pas vu comme ça, qui dès le début se sont prononcés pour la collaboration dans des organismes hybrides avec d’autres forces politiques et appelèrent instamment les militants à retourner au travail et à ne pas aller plus loin.

– Je pense, pour le peu que j’en ai lu, discuté et dialogué que si des personnes comme Ascaso, Durruti n’étaient pas mortes… le printemps de 1937 à Barcelone (l’écho s’est étendu plus loin) ne se serait pas déroulé comme cela l’a été… Peut-être n’aurait-il même pas eu lieu de la manière dont on l’a « fabriqué » ?

J’insiste sur le fait que les personnes, aussi importantes qu’elles puissent devenir, ne sont que des personnes. Les journées de 37 auraient eu lieu sous une forme ou une autre. Déjà quand Durruti était vivant, un événement similaire s’était produit à Valence à la suite de l’enterrement d’un milicien de la Colonne de Fer. D’un autre côté, des personnes dotées d’un prestige indiscutable comme Federica Montseny et Juan García Oliver ont perdu toute crédibilité avec leur appel au « cessez le feu ! ». Évidemment, avec Ascaso et Durruti parmi les ouvriers derrière les barricades, la défaite de la révolution n’aurait pas été consommée. Leur abandon n’aurait pas impliqué, par exemple, la dissolution des Comités de défense et des Patrouilles de contrôle, l’emprisonnement massif des libertaires et l’écrasement du Conseil d’Aragon.

– On dit souvent, toujours contre les idées anarchistes et libertaires, que ce sont eux qui mirent sur la table : « la révolution ou gagner la guerre »… Mais moi, je le vois plus depuis une autre perspective : pourquoi ne nous demandons-nous pas si ce n’étaient pas ceux qui craignaient les idées anarchistes et le développement de la révolution qui déclenchèrent deux guerres, une qui sabotait la révolution et l’autre qui essayait (comme dans un monologue) de gagner la guerre… Qu’en dis-tu ?

Le soulèvement des masses contre les militaires rebelles chassa l’État et les propriétaires de plusieurs lieux où la révolution gagnait rapidement : terres agricoles, usines, services publics, milices, santé, éducation… Cependant, les structures étatiques restèrent debout et grâce aux organisations libertaires elles purent se reconstituer en peu de mois. Les forces qui souhaitaient le retour à l’ordre d’avant le 19 juillet recoururent à la consigne « la guerre d’abord, la révolution ensuite ». Ceci signifiait, pour un État renforcé de sa propre armée et de sa propre police, récupérer le contrôle et liquider les conquêtes révolutionnaires en premier lieu par la voie de la nationalisation. La première phase du processus se déroula pendant le gouvernement de Largo Caballero : la deuxième pendant la période de Negrín.

– Les colonnes Durruti qui se dirigeaient vers Madrid faisaient-elles si peur ?… (Je te pose la question en pensant aussi bien aux militaires rebelles qu’aux communistes… Parce qu’ils auraient aussi bien pu tenter de consolider le front pour « prendre Saragosse », mais à un moment déterminé, ils s’en vont et se foutent dans le labyrinthe du front de Madrid et de la Cité Universitaire, excuse-moi mais concernant tout ceci j’ai beaucoup de questions en suspens). Que peux-tu nous en dire ?Retour ligne automatique

L’arrivée de Durruti à Madrid fut assez discrète et n’eut pas trop d’écho dans la presse, pas même dans la libertaire. Il n’y a pas eu d’arrivée triomphale ; ceci fut un montage de propagande a posteriori, et relève des disputes médiatiques entre les hiérarchies communistes et confédérales. Durruti est resté bloqué à 35 kilomètres de Saragosse par manque de munitions, d’armement, de formation en artillerie et de couverture aérienne. Moi, j’ajouterais également par manque de combattants (sa colonne ne disposait de guère plus que six mille, soit une cinquantaine de centuries). Le gouvernement n’a pas voulu les lui donner car il ne voulait pas armer « la FAI ». La diplomatie soviétique avait saboté tous les achats parce qu’elle ne voulait pas non plus que les milices anarchistes soient bien armées. Durruti est allé à Madrid parce qu’à l’intérieur de la CNT on l’avait convaincu qu’une intervention remarquée là-bas lui fournirait les armes qui faisaient défaut en Aragon. Mais il est parti avec seulement mille deux cents hommes (plus trois cents recrutés par Estat Català) et aucune des autres colonnes catalanes présentes qui lui avaient été assignées n’a voulu combattre sous ses ordres. Le résultat fut qu’avec des forces réduites, fatiguées par le voyage et inaccoutumées au combat sous le feu aérien et de l’artillerie, il dut colmater avec courage une brèche dangereuse sur un front tenu par cinquante mille miliciens et soldats. Ce ne fut pas une mission pour se faire valoir, mais bien plus une mission suicide. Ceux qui avaient tiré les ficelles pour l’envoyer là-bas ne pouvaient pas l’ignorer.

– Quelle empreinte profonde le stalinisme et ses hommes ont-ils laissée dans cette Espagne de la Guerre Civile ?

Dès septembre 1936 le stalinisme s’investit à fond dans la République espagnole. Les armes qu’il fournit lui permirent de diriger les opérations de guerre, de contrôler les services secrets, de faire la promotion du Parti communiste, de poursuivre les dissidents et d’en finir avec la suprématie anarcho-syndicaliste. La révolution espagnole fut sacrifiée et les révolutionnaires persécutés et assassinés parce que la politique extérieure soviétique d’alliance avec les démocraties bourgeoises réclamait en Espagne l’existence d’une République autoritaire et bourgeoise. Le stalinisme a laissé derrière lui une empreinte autoritaire, de la perfidie, du double jeu, des mensonges, de la manipulation et des crimes, en définitive du totalitarisme. Les partis communistes héritèrent de leurs méthodes et, dans la mesure de leurs possibilités, les appliquèrent.

– Y a-t-il eu trahison, directe et indirecte, dans l’assassinat de Durruti ? Le gouvernement et les manœuvres de Staline et de ses hommes étaient-ils derrière… ?

On peut affirmer catégoriquement que les agents de Staline conspirèrent pour écarter Durruti du Front d’Aragon. Le chef du gouvernement se prêta à cela de manière consciente ou inconsciente. Certains ministres également. Le Comité national de la CNT et le Comité péninsulaire de la FAI s’y employèrent chacun, à des fins politiques, peut-on supposer.

– Les désaccords qu’il y a eu à l’intérieur de la CNT lorsque certains prirent position pour faire partie du gouvernement, dans ce que l’on pourrait qualifier de « bureaucratisation » de la CNT, et que d’autres y étaient très opposés… Les épisodes de désaccord furent amers, il y eut ce que l’on pourrait considérer comme des « gros mots »… Cela a pu avoir une influence sur sa mort… On ne peut pas cesser de penser à ce que tu nous rappelles dans le livre : que Mariano Rodríguez Vázquez, Marianet, alors secrétaire général de la CNT, « avait réuni tous les témoins et les avait enjoints de garder le silence », et tu conclus « que Durruti fut tué par ses camarades ; ils l’ont tué en corrompant ses idées ».

Durruti ne s’est pas prononcé publiquement sur l’entrée de la CNT dans le gouvernement républicain, comme il ne l’a pas fait sur l’entrée dans le gouvernement catalan. Il le fit cependant contre le sale jeu de l’arrière-garde (cf. son célèbre discours radiophonique du 5 novembre). Sa mort fut d’une certaine manière profitable au développement de la bureaucratie anarchiste. D’entrée, elle servit pour que la direction de la CNT se prononce sans ambages en faveur de la militarisation des colonnes libertaires ; ensuite pour lui faire tenir des propos qui incitaient à renoncer à la révolution et aux principes libertaires au profit de la guerre. La CNT-FAI se bureaucratisa au fur et à mesure qu’elle s’intégrait dans les institutions étatiques, que la guerre devenait plus problématique, et que le prolétariat espagnol restait isolé, se voyant contrainte à un changement brusque d’orientation et à un rapprochement avec les communistes. La guerre de classes fut enterrée au profit d’une guerre d’indépendance. Les miliciens cessèrent de lutter pour leurs intérêts de classe pour le faire en défense de la « nation ». Leurs ennemis n’étaient plus les bourgeois, les curés et les militaires, mais les « envahisseurs étrangers ». Le verbiage mystificateur des dirigeants libertaires transforma Durruti en un héros prolétaire, en un caudillo national, un mythe populaire, et un militaire xénophobe. Ce fut là qu’ils le tuèrent pour la seconde fois.

Sussanna Anglès Querol, 26 mars 2015. (Traduction réalisée par les Giménologues).

http://gimenologues.org

« Durruti dans le labyrinthe. Qui a tué Durruti ? » de Miguel Amoros, paru chez Virus fin 2014

[1] [Pour notre part, nous ne trouvons au fil du temps que des éléments qui vont dans le sens de notre hypothèse : celle de la responsabilité – volontaire ou non – du sergent Manzana : cf. « Á la recherche des Fils de la nuit », note 53 (réédition à paraître chez Libertalia en 2016), et notre article : article 612.

http://www.memoire-libertaire.org/Durruti-dans-le-labyrinthe-Qui-a-tue-Durruti?fbclid=IwAR3MZu0tAHjUnqV68nReMKWpl156Fv-d01u-G-CgEYZmQ7d08ypKYATqgp4

ENTUSIASMO

L’association 24 août 1944
vous invite à la projection

du Documentaire:

ENTUSIASMO

De Luis Herrero

Pour la première fois en France, la transition à ses premiers instants, avec ses espoirs et ses déceptions.

El entusiasmo, de Luis Herrero, 2018, 80’

Une fois Franco mort, Tout paraissait possible !

Un film documentaire qui nous fait partager ce fol espoir de liberté avec les films d’archives de l’époque !

Tout y est : la réapparition au grand jour de la CNT fin des années 70, la contreculture, les innombrables grèves, le pacte de la transition, et la provocation policière de la Scala pour abattre une CNT qui recommençait à avoir une trop grande influence.

Avec la mort de Franco, un nouvel état d’esprit s’est emparé de la société espagnole. Luttes ouvrières, luttes de quartier, légalisation des partis et des syndicats, féminisme, contre-culture… des libertés collectives et individuelles qui ont trouvé une intensité particulière dans la sphère libertaire et dans la CNT. Dans une évolution fulgurante, la CNT passe en deux ans seulement de la clandestinité à l’organisation de manifestations de masse, sa trajectoire étant interrompue au début de l’année 1978 par une sombre affaire d’infiltration policière, dite affaire Scala. « El Entusiasmo » est l’histoire de quelques années intenses et uniques au cours desquelles la rue et les journaux parlaient d’utopie et de révolution, de rupture, de réforme et de changement. Une fois Franco mort, tout semblait possible.

L’Espagne, 1976 : Après quarante ans de dictature, la reconstruction du syndicat anarchiste CNT pendant la Transition vers la démocratie dépassa toutes les prévisions. Mais sa spectaculaire croissance n’allait pas passer inaperçue dans un moment particulièrement délicat pour le pays. El entusiasmo est aussi l’histoire d’un échec.

Luis E. Herrero (Madrid, 1976). Historien, cinéaste et chercheur culturel. Au sein de Hanoi Films, il réalise et produit des documentaires qui portent un regard sur le passé. Ses dernières œuvres comprennent le long métrage El Entusiasmo (2018) et les courts métrages Vitoria, mars 1976 (2019) et El largo túnel (2020), disponibles sur différentes plateformes de films en ligne. Son travail dans le domaine de la recherche et de la diffusion culturelles l’a amené à collaborer avec diverses institutions et publications sur l’histoire, l’art et le cinéma.

Le jeudi 18 novembre 2021 à 19h suivi d’un débat avec le réalisateur, Luis Herrero.

Paris’Anim ; Centre Place des Fêtes

2/4 rue des Lilas

75019 Paris

Entrée gratuite (dans le respect des consignes sanitaires)

Federica Montseny “La femme qui parle”

Vaut-il la peine de trahir ses propres idéaux pour ce qui vous semble être un bien plus grand ?
Au milieu de la guerre civile espagnole, l’influence de l’anarcho-syndicalisme a amené Federica Montseny au gouvernement de la République. Elle l’accepte à contrecœur pour empêcher la montée du fascisme et devient la première femme ministre d’Espagne et d’Europe.
Après la guerre, Montseny s’est exilée en France, où elle fait face à un procès d’extradition qui met à l’épreuve ses fortes convictions. Si elle le perd, elle retournera dans l’Espagne de Franco pour être exécutée.

Avec : Màrcia Cisteró (Federica Montseny), Emilio Gutiérrez Caba (Largo Caballero), Òscar Muñoz (Germinal Esgleas), Miquel Gelabert (Federico Urales), Ivan Benet (Joan Garcia i Oliver), David Bagés (Joan Peiró), Fran Nortes (Juan López), Pep Ambròs (Marianet), Candela Moreno (Mercedes Maestre), Vicente Genovés (Manuel Azaña), Jaime Linares (Juan Negrín), Sergi Torrecilla (Jesús Hernández) et Òscar Intente (Lluís Companys)

Produit par Distinto Films en coproduction avec Televisió de Catalunya et Voramar Films et avec la participation d’À PUNT MÈDIA et d’IB3, avec le soutien du Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya, l’Institut Valencià de Cultura, Creative Europe Media Programme of the European Union et avec la collaboration du Ministeri d’Igualtat-Institut de la Dona et la participation de CREA SGR, 2021

Laura MAÑA, mars 2021, 85 min, Catalan – castillan – français sous-titré en français

La Mancha, rouge et internationale

Dans la province de la Mancha, les plaines d’Albacete évoquent les fameuses batailles de Don Quichotte contre des moulins à vent. Elles furent également le théâtre d’un combat bien réel, celui des Brigades Internationales. Lorsque la guerre d’Espagne éclate en 1936, des hommes y viennent des quatre coins du monde pour lutter contre la montée du totalitarisme.

Écritures de la révolution et de la guerre d’Espagne

Geneviève Dreyfus-Armand et Odette Martinez-Maler (coord.), « Écritures de la révolution et de la guerre d’Espagne », Exil et migrations ibériques aux XXe et XXIe siècles, n°9-10 (nouvelle série), Riveneuve éditions, hiver 2018/Été 2019.

À la fin de la guerre d’Espagne et durant les années noires qui l’ont suivie, plus d’un demi-million d’hommes et de femmes porteurs de projets d’émancipation sociale sont venus chercher asile en France. Un magnifique numéro double de la revue Exils et migrations ibériques aux XXe et XXIe siècles rassemble les récits et les témoignages de vingt-six descendants de ces exilés.

Nous présentons ici le texte écrit par Geneviève Dreyfus-Armand et Odette Martinez-Maler en introduction de cet ouvrage qu’elles ont coordonné, ainsi que le récit de Daniel Pinós Barrieras, intitulé « Impasse de la Quarantaine ».
Introduction : Récits personnels et écritures de la guerre d’Espagne

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En 2019, quatre-vingts ans après la Retirada, comment les fils et filles de républicains espagnols exilés entendent-ils transmettre les mémoires intimes d’événements, pour eux si fondateurs ? Comment ont-ils reçu, réinterprété et reformulé, au fil du temps, les récits des expériences particulières autrefois vécues par leurs parents ? Quels lieux, quels mots, quelles traces ont forgé –de façon unique – leurs représentations de ce passé ? Et quelles expériences singulières ont-ils faites eux-mêmes, au sein de leur famille, de cette transmission d’expériences historique ?

Telles sont les questions que nous avons posées à vingt-six d’entre eux, nés en Espagne ou bien en France – entre 1933 et 1958 – et dont nous présentons ici, les récits croisés.

Ces enfants d’exilés ont répondu à notre invitation avec une générosité et une sincérité inouïe, en livrant – et certains pour la première fois – des fragments de leurs mémoires sensibles. Leurs témoignages forment ainsi une mosaïque inédite et émouvante dont la richesse est pleine d’enseignements. Ils évoquent, en effet, une diversité de trajectoires qui met à l’épreuve l’idée même de mémoire commune de l’exil républicain. Ces récits croisés attestent la pluralité de l’exil.

Cette diversité tient d’abord à la pluralité des expériences sociales et politiques décrites : en premier lieu, celles de leurs parents dont ils racontent – de façon subjective – l’histoire. Les vies minuscules des pères et des mères, évoquées au fil de leurs textes, s’inscrivent, dans les contextes très différents d’un temps long qui s’étend des années 1930 à la fin de la dictature franquiste. L’élan réformateur de la Seconde République et les Missions pédagogiques, la révolution sociale et ses collectivités, la Guerre civile, l’exode de 1939, les camps d’internement du Sud de la France, les camps de concentration nazis, la participation à la Résistance, la lutte armée dans les guérillas antifranquistes en Espagne même : autant de temporalités spécifiques, autant de fragments de mémoires distincts que la narration polyphonique, ici recueillie, articule et met en perspective. Car, par-delà les différences, ces fils et filles de républicains ont en commun de relier explicitement la guerre et l’exil vécus par leurs parents aux projets d’émancipation sociale que ceux-ci défendaient. Et loin de réduire l’évocation de la guerre d’Espagne à la séquence du conflit armé proprement dit (1936-1939) et à celle de l’exode désastreux qui a immédiatement suivi ce dernier, ils transmettent non seulement la mémoire des combats mais aussi, en amont et en aval de ces derniers, celles des idéaux et des espérances qui ont nourri les engagements de leurs proches. Or la diversité des parcours des républicains de la première génération – telle qu’elle est ici rapportée par la mémoire de seconde main de leurs descendants – tient aussi aux divergences de projets qui ont inspiré les engagements, du côté antifranquiste. Les auteurs qui témoignent ici sont majoritairement issus de familles socialistes, communistes ou anarchistes. Si d’un texte à l’autre reviennent des lieux de mémoire commun et des valeurs partagées – en particulier l’attachement à l’éducation populaire et à la culture pour tous – les dissonances et les discordances sont clairement perceptibles : aussi bien en Espagne durant le Front populaire et la Guerre civile que dans l’exil, sur fond de guerre froide et de politique stalinienne. Ces évocations plurielles rendent compte des clivages qui ont historiquement divisé le camp républicain et de la conflictualité de ses mémoires que l’emploi de certaines catégories telles que « l’anti-franquisme » ou « l’antifascisme » risquent quelquefois de neutraliser. Nous aurions voulu que l’éventail des cultures politiques soit plus ouvert, mieux représenté. Manquent ainsi, à notre grand regret, des témoignages qui auraient attesté d’autres héritages, en particulier ceux qui sont liés aux courants de la gauche du Parti socialiste, à Izquierda republicana – le parti du président de la République, Manuel Azaña – et aux autres partis républicains, comme aux mouvements issus des minorités régionales. Ce recueil de témoignages est un chantier ouvert qui n’a évidemment aucune prétention à l’exhaustivité.

Mais si la diversité des trajectoires renvoie à l’histoire racontée des parents, elle tient aussi à la pluralité des expériences des auteurs eux-mêmes : à commencer par celle de la transmission mémorielle qu’ils ont directement vécue et qu’ils retracent, pour nous, à la première personne. Une pluralité qui contredit l’idée d’homogénéité sociale et politique sous-tendue par l’expression consacrée – et sans doute simplificatrice – de « seconde ou troisième génération des républicains espagnols ». Au-delà des particularités individuelles, cette pluralité est d’abord liée à l’âge variable des auteurs : quoi de commun, en effet, entre le parcours d’un « enfant de la guerre » né en 1933, à Madrid et celui d’un enfant de l’exil, né en 1958 à Toulouse ou à Paris ? Aussi confuses que soient les impressions reçues dans la petite enfance, le rapport à l’évènement et à sa mémoire sont évidemment bien distincts. Que dire de l’impact des déterminations sociales et culturelles sur les mises en récit léguées, empêchées ou reléguées de ce passé ? Et surtout du rôle joué par la nature des épreuves traversées ? Si toutes les souffrances des acteurs de l’histoire évoqués ici sont égales en dignité, sont-elles pour autant semblables ? La mémoire d’une résistance armée – en Espagne ou en France – et celle de la déshumanisation radicale dans un camp de concentration sont-elles identiques ? Et leurs empreintes dans l’imaginaire familial sont-elles comparables ? Toutes ces questions mémorielles sont ici posées à vif et en acte, à travers ces histoires intimes de la guerre d’Espagne [1]. Or, là où une vision surplombante tendrait à uniformiser les expériences vécues et à figer les paroles des témoins – comme celles de leurs descendants – ces récits personnels mettent au contraire en évidence leur grande variété.

Au-delà de la particularité des trajectoires, des styles et des registres, ils mettent en lumière ce qui fait, d’une façon générale, l’historicité des témoignages : celles de leur formation, celle de leur énonciation et celle de leur réception. Ces « témoins des témoins » de la guerre d’Espagne et de ses suites prennent, en effet, la parole à un moment précis de l’histoire des mémoires des républicains espagnols, en France et en Espagne. Une histoire dont ils ont été et restent encore des acteurs. À l’image de beaucoup d’autres descendants de républicains, ils ont, pour beaucoup d’entre eux, individuellement, accompagné, traduit, publié ou filmé les témoignages de leurs proches [2]. Et, depuis le milieu des années 1990, au-delà de ce rôle de passeur de mémoires individuelles et familiales, ils sont engagés – pour la plupart – au sein de mouvements ou de collectifs associatifs qui militent contre l’impunité des crimes franquistes et se mobilisent dans l’espace public, de façon transfrontalière pour la reconnaissance et l’expression des mémoires des vaincus de la guerre d’Espagne [3]. De surcroît, loin de cultiver un repli identitaire, beaucoup d’entre eux, incarnent une mémoire exemplaire [4] en défendant, par-delà la référence au pays d’origine de leurs parents, des valeurs humanistes et internationalistes.

Ces récits croisés attestent ainsi d’états de mémoire présents – et sans doute provisoires – en partie modelés par des cadres sociaux et des emprunts à d’autres constructions mémorielles. Quoi qu’il en soit, ils sont un contrepoint aux mises en scène publiques et médiatiques de ce passé telles qu’elles se manifestent de chaque côté des Pyrénées. Ils sont, en cela, des documents inédits et précieux sur la transmission contrastée des mémoires de l’exil républicain. Et ils constituent aussi, en eux -mêmes, des évènements de parole [5] et, en tant que tels, des objets d’histoire. Les travaux de la mémoire, tels que nous essayons de les présenter ici ne sont pas de simples attestations soumises au travail des historiens : ils sont eux-mêmes partie prenante de l’histoire.

Nous avons choisi de relier, dans une seconde partie, ces récits personnels à des récits réflexifs d’écrivains et de cinéastes – issus ou non de familles de réfugiés espagnols – qui montrent comment les récits de leurs proches ou des témoins de la guerre d’Espagne ont nourri leur imagination et façonné leur rapport à cette histoire. Leurs auteurs expliquent, dans leurs textes, comment les archives privées, les silences et les paroles de ces acteurs directs de la révolution et de la guerre d’Espagne sont devenus, pour eux, les matériaux de leur propre écriture romanesque ou filmique. Ils exposent la genèse de leurs œuvres et posent les questions esthétiques auxquelles les a confrontés leur engagement artistique autant que politique : le réemploi d’images, l’usage poétique de l’archive au-delà de sa fonction documentaire ou encore la mise en scène et en fiction des témoignages [6].

Le rapport aux archives privées est omniprésent dans tous ces récits personnels. Il apparaît dans les textes et à l’intérieur de ces derniers, à travers la publication de fac-similés d’archives, insérés et commentés de façon personnelle : lettres manuscrites, paroles rapportées, photographies extraites d’albums familiaux, grigri, fétiches, autant de lieux où travaille la mémoire vive, celle qui donne accès à la présence sensible du passé, plus qu’à la reconstruction militante ou savante de ce dernier. L’un des apports de ce volume est ainsi de présenter non seulement des témoignages nouveaux mais aussi des archives privées inédites, familiales et personnelles, dont la valeur évocatrice et affective est très impressionnante. Deux textes d’historiens, dont le propos est de présenter des fonds d’archives bien identifiés, complètent à leur façon le recueil des mémoires. L’un est un fonds d’archives privées remarquable sur la révolution sociale : celui de René Lamberet, certes déposé à l’Institut français d’histoire sociale, mais assez peu exploité eu égard à sa richesse. L’autre est un fonds d’archives également privées, celles de l’Unitarian Service Committee, éclairées par des archives publiques émanant des Renseignements généraux. Faire émerger des matériaux documentaires méconnus participe de l’écriture de l’histoire qui s’accompagne nécessairement d’une critique interne des sources et de leur confrontation. L’archive, en effet, informe autant sur l’évènement qu’elle évoque que sur l’instance qui la produit. Tout comme il est nécessaire de s’interroger sur la fabrication et la modélisation des témoignages. Pour clore le volume, deux analyses – émanant d’une historienne et d’une hispaniste –, se proposent d’apporter un éclairage historique et un regard à la fois littéraire et profondément impliqué sur les récits croisés inédits publiés ici.

Geneviève Dreyfus-Armand et Odette Martinez-Maler

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Impasse de la Quarantaine

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Ni el árbol ni la piedra
sienten piedad
de un cielo despiadado
Árbol y piedras
contra el eterno entorno
desgarrado,
hacia no saber nunca
dónde renace el mar
muere la tierra.

Monegros

(José Antonio Labordeta)

Le 26 mars 1938, la légion Condor bombarda Sariñena. Quatre escadrilles de trois avions Heinkel-111 détruisirent les 70 % du village aragonais dans lequel vivait ma famille. La bourgade fut dévastée alors que les troupes républicaines avaient abandonné la localité la veille et qu’une partie de la population avait quitté le village. Il y eut de nombreux morts. Le lendemain, le 27 mars, une division de soldats marocains du Rif ayant combattu aux côtés du général Francisco Franco occupa Sariñena.

Durant le mois de mars en Aragon, trente terribles bombardements furent menés sur des ponts, des routes et des villages par l’aviation franquiste Hispana, l’aviation légionnaire italienne et la légion Condor allemande. Ce fut la plus grande offensive militaire ayant eu lieu sur le territoire de la République espagnole.

Les bombes allemandes venaient de réduire en cendres les rêves d’une génération entière de jeunes habitants de la région des Monegros. Les Monegros c’est un plateau ouvert au cierzo, un vent sec et froid venant des Pyrénées. Pour ma famille c’est un lieu de mémoire où, comme le chantait le compositeur aragonais José Antonio Labordeta, « ni l’arbre ni la pierre n’ont de compassion pour un ciel impitoyable ». Une terre où s’est enracinée mon histoire, celle de ma famille et l’Histoire avec un grand H qui porta tant de rêves émancipateurs, mais aussi la tragédie d’une Espagne mise à sac par les troupes du général Franco.

Le 19 juillet 1936, à Sariñena, le chef-lieu de canton des Monegros, souffla le grand vent libérateur de la révolution. Les muchachas et les muchachos, les jeunes libertaires de la CNT étaient majoritaires dans le Comité révolutionnaire, comme ils l’étaient dans toutes les provinces d’Aragon. Ils décrétèrent la collectivisation des terres et exproprièrent les grands domaines avec toutes les machines agricoles. L’argent fut aboli et un système d’échange de bons, basé sur les besoins de chaque famille, fut mis en place. Comme ailleurs, les titres de propriété furent détruits et l’église du village devint un garage et un entrepôt pour stocker les marchandises gérées par le comité. L’utopie était en marche et les paysans monegrinos participèrent avec enthousiasme à la révolution sociale. Une nouvelle vie commença, le communisme libertaire longtemps rêvé se confrontait enfin à l’épreuve des faits aux premières heures d’un monde nouveau.

Mon père partit combattre le fascisme sur le front du Levant en avril 1937. Trois mois plus tard, fin juillet, les troupes de Lister, général de l’armée républicaine, détruisirent par la force un grand nombre de collectivités aragonaises, avec le désir furieux de restaurer l’ordre républicain et celui des propriétaires terriens. Le stalinisme avait déployé dans toute l’Espagne sa branche armée et Líster en était un des principaux généraux.

La révolution n’était plus qu’un rêve avorté, la sale guerre, où le militarisme a fini par s’emparer des esprits, devint une réalité. Trois de mes oncles ont combattu sur les fronts républicains d’Aragon et d’Andalousie. C’est à Pozo Blanco, sur le front de Cordoue que l’un d’entre eux, Valero, le frère de ma mère, perdit la vie à l’âge de 19 ans. À Gandia, sur le front levantin, mon père et ses compagnons se battaient pour que leurs rêves de libération ne soient pas anéantis. Le visage sinistre du fascisme était de l’autre côté de la tranchée, mais la lutte était si inégale et l’enthousiasme initial, cette force qui secouait les montagnes, fut écrasé.

En novembre 1938, après des mois de silence et de séparation, mes parents se réunirent brièvement près de Gérone pour le long voyage de l’exil : la Retirada. Mon père traversa la frontière française, par le col du Perthus, le 9 février 1939. Un combattant anonyme parmi des milliers d’hommes, de femmes et d’enfants marchant dans une procession funèbre où ne retentissait, entre deux bombardements de la légion Condor, que le silence des vaincus. À ce moment-là, mon père était probablement loin d’imaginer qu’il ne reverrait jamais les terres de sa jeunesse.

L’exil espagnol fut principalement une humiliation. Mon père et ses deux frères furent détenus dans le camp de concentration d’Argelès-sur-Mer.

Un autre de mes oncles, le frère de ma mère fut détenu dans le camp de Bram. Les exilés espagnols furent marqués pour toujours par l’accueil de cette France qu’ils pensaient être la terre des droits de l’homme. Ils n’oublièrent jamais ce qu’ils ont vécu dans les camps de concentration français : le sentiment de dégradation, la perte de toutes les valeurs morales qu’ils avaient défendues, le goût amer du pain de farine mélangé à de la sciure, la tramontane, le vent froid et vif qui laissait les corps meurtris sur les plages de sable où rien n’était prévu pour abriter les hommes, la mort, l’arenitis, la maladie mentale que générait la captivité insupportable des sables du Roussillon. La France n’a jamais exprimé de repentir pour cette atteinte aux principes « liberté, égalité, fraternité » écrits sur le fronton de ses mairies, la sainte trilogie républicaine que ses élites piétinèrent et continuent à piétiner.

Une fois de plus séparée par l’histoire, ma famille se réunifia au cours de l’été 1940 en Savoie.

En 1943, comme pour de nombreux républicains espagnols, pour mon père et mes deux oncles, l’heure de la revanche contre le fascisme allait sonner. Ils participèrent à la Résistance française dans les rangs du groupe FTP « la Vapeur » en Savoie et au sein d’un groupe de guérilleros espagnols des maquis pyrénéens.

En exportant au-delà de la frontière la guerre de libération, ils pensaient que le régime franquiste avait ses jours comptés. Ils passèrent les meilleures années de leur vie les armes à la main, afin que des générations comme la nôtre puissent vivre dans la paix et la liberté.

Ils ne comprirent pas tout de suite le cynisme des vainqueurs de la Seconde Guerre mondiale lorsque ceux-ci trahirent leur engagement d’aider les Espagnols à se libérer du fascisme sur leur propre terre. L’exil dura encore trente ans. L’odyssée de ma famille s’est terminée en 1950, dans la ville de Villefranche-sur-Saône, dans un lieu symbolique pour des exilés : l’Impasse de la Quarantaine. Je suis né en 1953, trois ans après la fin du voyage. C’est une histoire faite d’enthousiasme et de déceptions, l’histoire d’hommes et de femmes qui ont porté les rêves et les trahisons sur leurs épaules toute leur vie.

« Je n’ai jamais travaillé avec autant d’enthousiasme, sans être payé et sans vacances, pour une si belle cause ! ». C’est ainsi que témoignait ma mère, une petite paysanne de Sariñena ayant souffert de malnutrition et de rachitisme durant son enfance. Juliana, la petite paysanne des Monegros, n’avait que 22 ans lorsque les événements se sont précipités et l’Espagne est entrée dans une folie collective s’achevant par une guerre civile atroce et sanglante. Elle vécut le drame, la terreur et la guerre, mais aussi le bref été de l’anarchie. Le sommet de son existence, son printemps personnel, le phare qui illumina toute sa vie. En juillet 1936, elle quitta avec perte et fracas la maison bourgeoise où elle faisait le ménage depuis le plus jeune âge pour s’enrôler au service du Comité révolutionnaire et travailler au restaurant populaire de Sariñena. Elle croyait aux lendemains qui chantent et à la jeunesse du monde. Durant un été radieux, elle découvrit le bonheur de la liberté et de l’amour. Au sein du Comité révolutionnaire du village elle rencontra mon père, le delegado de abastos y de hacienda, le délégué au ravitaillement et au logement de la collectivité, et l’administrateur du restaurant populaire. La jeune Juliana découvrit la vie et l’amour, elle aima follement mon père, un jeune monegrino, qui lui fit un enfant avant de rejoindre le front du Levant.

Ma mère parlait un savoureux mélange de français et d’espagnol, le « frañol », un sabir formidable. Quand j’étais enfant, elle donnait corps grâce à cette langue nouvelle à de longs récits sur la manière dont les idées nouvelles bouleversèrent l’ordre établi dans un village à l’existence réglée par le calendrier liturgique de l’Église catholique, où des jeunes gens se mirent à lire des auteurs comme Proudhon, Bakounine, Ferrer i Guàrdia, Lorenzo et où les plus hardis d’entre eux rêvèrent de supprimer l’argent, collectiviser les terres et partager le pain. Ma mère vécut cette parenthèse libertaire, ce temps suspendu où les pauvres ont pu relever la tête, avant que la rébellion ne soit écrasée dans le sang par les phalangistes et les militaires fascistes. À vingt-cinq ans, elle traversa à pied les Pyrénées encadrée par la 11e division de l’armée républicaine pour rejoindre la France, mon frère aîné, son bébé d’un an contre sa poitrine et sa jeune sœur de dix ans accrochée à ses jupes.

Quand je pense à ma mère et à son histoire, je ressens des sentiments de nostalgie, de bonheur, de mélancolie et de colère. Je pense aussi à toutes ces femmes de l’exil qui ont vécu dans la douleur l’arrachement à leur terre et à leur espoir. L’histoire est écrite par les vainqueurs et elle a presque toujours été écrite par des hommes. Ils ont, malheureusement, trop longtemps oublié les noms des femmes combattantes dans le cadre de Mujeres libres, des milices ouvrières, des comités révolutionnaires et des organisations syndicales.

Elles ont été persécutées pendant la guerre et sous le régime franquiste. Les femmes étaient dangereuses car elles dénonçaient les problèmes liés au patriarcat et aux inégalités sociales. Comment ne pas se rappeler de ces femmes libres qui participèrent à la libération de tant de villes et de villages espagnols, au coude-à-coude avec leurs compagnons, et à qui on donna l’ordre de quitter les tranchées pour servir à l’arrière-garde comme cuisinières, infirmières et ouvrières, parce que, selon les autorités républicaines d’alors, la place d’une femme n’était pas en première ligne ? Toutes ces femmes n’avaient-elles plus leur place parmi les damnés de la terre sur un strict pied d’égalité avec les hommes ?

Tant de souvenirs m’assaillent aujourd’hui, j’ai essayé de les transmettre dans mon livre de mémoire : Ni l’arbre ni la pierre. L’odyssée d’une famille libertaire espagnole [7].

La mémoire nous joue parfois des tours, elle mélange, elle télescope, elle brouille les pistes et par l’intermédiaire d’un livre, on essaye d’y remettre un peu d’ordre, de transmettre par devoir et par conviction. Je l’ai fait par fidélité pour les miens, pour leurs idées émancipatrices, pour ne pas laisser notre histoire au bord du chemin. (…) Ma volonté au départ en écrivant ce livre était de mettre en évidence l’histoire singulière de ces milliers de républicains espagnols qui ont vécu le rêve et le cauchemar, la joie et la tristesse. Une génération entière de femmes et d’hommes que l’histoire officielle a trop longtemps oubliée (…).Je me souviens des déplacements que nous effectuions en autocar avec toutes les familles de la CNT, lorsque j’étais enfant dans les années cinquante et soixante, pour nous rendre aux meetings dans les Bourses du travail de la région, à Vénissieux, Villeurbanne, Saint-Fons, Roanne… Dans les familles libertaires espagnoles, les enfants étaient rois, pour nous, chaque voyage était une fête, nous qui avions peu d’occasions de sortir. À chaque meeting, la journée se déroulait de la même manière : le matin, place était laissée aux orateurs, les ténors de la CNT se succédant pour évoquer la Revolución de leur jeunesse et la nécessité de soutenir le combat mené « à l’intérieur » par les valeureux compañeros de la CNT. À la fin de la réunion, la salle entière entonnait avec émotion les yeux remplis de larmes Hijos del pueblo et À las barricadas, les hymnes de la FAI et de la CNT.

Une table de presse mettait à disposition des militants les journaux et les revues éditées par la CNT, la FAI et la FIJL [8], de même que des ouvrages politiques et aussi des romans, des pièces de théâtre ou des recueils de poésie. Je me souviens que, lors d’un meeting à Saint-Fons, mon père fit l’acquisition de trois drames paysans de Federico García Lorca en espagnol : Yerma, La Maison de Bernarda Alba et Noces de sang. Quelques années plus tard, alors adolescent, ils me permirent de découvrir Lorca. La culture était une préoccupation constante dans les publications libertaires de l’exil qui naquirent à partir de 1945. La littérature, le théâtre, le cinéma et les arts plastiques avaient une place prépondérante dans les journaux et les revues de l’exil.

Le repas fraternel était souvent servi dans un restaurant populaire proche de la salle où avait lieu le meeting ; c’était l’occasion de se retrouver entre compagnons et d’évoquer le paradis perdu, les souvenirs de 1936, l’actualité du jour au-delà des Pyrénées, la dernière naissance, les études des enfants à l’école française. L’après-midi, tout s’achevait par un festival, un spectacle où les attractions étaient constituées de chanteurs, de musiciens, de danseurs, de comédiens de l’exil. Ces artistes, souvent talentueux, mettaient en scène des danses du folklore espagnol comme la jota, la sardane ou le flamenco et des œuvres théâtrales comme celles de Calderón de la Barca, Cervantes ou Lorca. Pour nous les enfants, c’était une fête et une récréation, nous arpentions la salle de concert, déambulions dans les allées, les escaliers, le balcon et le hall d’entrée. Le bonheur que nous lisions dans les yeux de nos parents nous rendait joyeux et fiers d’appartenir à notre communauté de l’exil, si loin et si proche de l’Espagne. Nous avions, bien sûr, d’autres occasions de nous retrouver, lors des giras, nom de rencontres héritées des libres-penseurs et des naturistes du siècle dernier quand ceux-ci célébraient la mère nature et la liberté. De même que lors des meetings de la CNT, nous nous déplacions en autocar vers un lieu à la campagne, un champ ou un bois où un repas champêtre était organisé. L’asado, la viande était cuisinée à la parrilla, au barbecue, comme en Espagne. Les Espagnols aiment chanter et l’on chantait beaucoup lors des giras, où l’on s’accompagnait de guitares ; pendant ce temps, los críos, les enfants, faisaient les quatre cents coups dans la campagne environnante.

En 1968, à 15 ans, j’étudiais en deuxième année de chaudronnerie dans un CET (Collège d’enseignement technique) de Villefranche-sur-Saône. Mon père militait à la CGT dans une usine d’impressions textiles, l’usine Gillet-Thaon. De nombreux anarchistes espagnols adhérèrent à FO par rejet de l’influence des communistes au sein de la CGT, mais FO n’existant pas dans son usine mon père adhéra à la CGT.

Quand Mai-68 est arrivé, je fréquentais les jeunes de mon quartier, parmi lesquels se trouvait un groupe de militants maoïstes. À l’époque, mes sources d’inspiration étaient les romans de Lorca, Zola, Hugo, Tolstoï, Sartre, Molnar, Kafka découverts dans la bibliothèque de mon père. Les anarchistes espagnols donnaient beaucoup d’importance à la culture en tant qu’instrument de « conscientisation ». Un véritable attachement à l’identité ouvrière existait alors, le fait de porter un bleu de travail était un signe de reconnaissance pour refuser l’ordre usinier, ses contraintes et ses hiérarchies. Dans mon collège, une assemblée générale fut organisée par les étudiants de troisième année. Ça ne s’était jamais produit dans un établissement technique, nous étions beaucoup moins libres de nous exprimer qu’au lycée d’enseignement général, le poids de la hiérarchie étant très fort. La grève fut votée et un comité de lutte fut créé.

Au lendemain du déclenchement de la grève à Villefranche, une manifestation et un meeting à la Bourse du travail eurent lieu. Nous nous sommes retrouvés dans la rue avec les ouvriers des usines en grève et les lycéens. Les travailleurs de presque toutes les usines étaient là, y compris les petits ateliers de confection, très nombreux dans la ville. Complètement bouleversé, manifestant au coude-à-coude avec les ouvriers et les lycéens, pour la première fois de ma vie, je partageai une lutte sociale avec mon père… (…) En mai, j’ai aussi découvert la presse anarchiste espagnole imprimée en France, puis introduite clandestinement en Espagne. Des journaux auxquels mon père était abonné : Le Combat syndicaliste et Tierra y Libertad… Alors que je ne les lisais pas auparavant, ces journaux me sensibilisèrent à la question sociale. Je me souviens du numéro de juin du Combat syndicaliste qui titrait : « En mai fais ce qui te plaît ! ». Et voyant la réalité à travers le regard des anarchistes, je me sentis très vite proche d’eux. Ils parlaient de la grève générale et expliquaient pourquoi un combat était nécessaire, un combat qui conduirait au changement social et à la fin du capitalisme. (…)

À 15 ans, Mai-68 fut pour moi un baptême du feu vécu aux côtés de mes parents et de mes amis. Dans les années qui suivirent, j’ai tenté de vivre l’utopie à travers un engagement militant total. Ce fut une plongée dans le chaudron libertaire de ma famille, une manière de continuer un combat qui commença au-delà des Pyrénées.

Daniel Pinós Barrieras

[1] Pour reprendre le titre du livre de Patrick Pépin Histoires intimes de la guerre d’Espagne, Paris, Nouveau Monde, éditions, 2009.

[2] C’est le cas ici de plusieurs auteurs de notre ouvrage qui ont réalisé un travail d’édition des témoignages de leurs proches. Mais aussi d’auteurs comme Myrtille Gonzalbo et Vincent Roulet qui ont créé, avec le site des Giménologues, un remarquable espace de transmission des mémoires libertaires ; c’est aussi le cas de Marí Carmen Rejas dans son ouvrage 1936, itinéraire d’un enfant espagnol. Paco, l’impossible oubli, Paris, Société des écrivains, 2015 ; ou encore de Mélodia Sirvent avec Le cordonnier d’Alicante. Mémoires d’un militant de l’anarchisme espagnol (1889-1948) Paris, Editions CNT-RP, 2017, où elle traduit, introduit et annote le témoignage de son père Manuel Sirvent Romero. Certains fils et filles de républicains à l’image d’Antoine Blanca dans Itinéraires d’un républicain espagnol, reprennent à leur compte le récit de leur père en le fictionnalisant. Ainsi Tomás Gómez Gómez, Amanecer rojo, Sarrión, Muñoz Moya Editores, 2015.

[3] Voir ¡Caminar !, la coordination pluraliste d’associations au niveau français.

[4] Tzvetan Todorov, Les Abus de la mémoire, Paris, Arléa, 1995.

[5] Arlette Farge, Des lieux pour l’histoire, Paris, éditions du Seuil, 1997, ou La Parole comme évènement dans Des lieux pour l’histoire, Paris, Seuil, 1997.

[6] Certains auteurs, dans la partie précédente, ont réalisé des films (Ariel Camacho, Fernando Malverde, Marta Marin Dòmine, Odette Martinez-Maler) mais ils n’ont pas choisi de parler de leur travail d’écriture ou de réalisation, de même que Jean Ortiz dans la partie consacrée aux archives.

[7] Daniel Pinós, Ni l’arbre ni la pierre. L’odyssée d’une famille libertaire espagnole, Lyon, Atelier de création libertaire, 2001.

[8] CNT : Confédération nationale du travail ; FAI : Fédération anarchiste ibérique ; FIJL : Fédération ibérique des Jeunesses libertaires [NDÉ].

http://memoire-libertaire.org/Ecritures-de-la-revolution-et-de-la-guerre-d-Espagne

L’Espagne vivra, Henri Cartier Bresson (1938-1939)

« L’Espagne vivra » est un film documentaire français réalisé en 1938 par Henri Cartier-Bresson sur la guerre civile en Espagne et sorti en 1939.
Le film est structuré en trois parties : un exposé de la présence militaire étrangère venue aider la rébellion franquiste, une dénonciation de la politique de non-intervention décidée par la Société des Nations et la valorisation du travail militant des membres du Secours populaire français en faveur de l’Espagne républicaine.

Ce document a été restauré par les Archives Françaises du Film du Centre National de la Cinématographie, Ministère de la culture.

Titre : L’Espagne vivra

Réalisation : Henri Cartier-Bresson

Écriture du commentaire : Georges Sadoul

Production : Secours populaire français

Pays d’origine : Drapeau de la France France

Format : Noir et blanc – 1,37:1 – Son mono – 35 mm

Genre : film documentaire

Durée : 45 minutes

Date de sortie : France – 1939

Engagements antifranquistes et libertaires durant la «  transition démocratique  »

Espoirs déçus. Engagements antifranquistes et libertaires durant la «  transition démocratique  » espagnole

Retour sur une partie peu connue du parcours militant de Bernard Pensiot

Le 6 Mai 2018, le militant anarchiste lyonnais Bernard Pensiot décédait d’une crise cardiaque dans le village de l’Abergement-de-Varey dans l’Ain où il s’était installé pour passer sa retraite.

Deux ans plus tard, les éditions de l’Atelier de création libertaire permettent de revenir sur son engagement peu connu durant les « années de braises » de la fin du franquisme, qui le conduisit notamment en prison à la Modelo à Barcelone, à l’occasion de la publication du livre Espoirs déçus, Engagements antifranquistes et libertaires durant la «  transition démocratique  espagnole.

Quarante ans plus tôt, le 4 février 1978, Bernard Pensiot est arrêté par la Guardia civile sur les Ramblas à Barcelone en compagnie de son camarade « Pep » et de la compagne de celui-ci. Dans le même temps, dans les jours qui précédent et suivent c’est une dizaine d’autres militants libertaires, espagnols et français, qui subissent le même sort dans le cadre d’un « coup de filet » contre un soit-disant « groupe terroriste international » dont Bernard serait le relais à Perpignan pour organiser les passages entre la France et l’Espagne. Des arrestations qu’il faut replacer dans le contexte de criminalisation d’un mouvement libertaire renaissant en Espagne, notamment au plan syndical avec la CNT. Une vaste répression qui est mise en œuvre suite à « l’affaire de la Scala » orchestrée par les services de police [1]. Pour Bernard et ses camarades, il s’ensuit tortures puis incarcération durant de longs mois voire des années. Durant ses huit mois de détention, Bernard s’est impliqué dans le mouvement en pleine effervescence des prisonniers d’Espagne, regroupés dans la Coordination des prisonniers en lutte (COPEL), réclamant une amnistie générale.

Bernard menait depuis plusieurs années, durant la fin de la dictature franquiste, une activité au sein d’un réseau de soutien, matériel et humain aux militant-e-s libertaires en Espagne. Il réalisait un travail d’information sur ce qui s’y passait notamment par la diffusion de tracts vers l’Espagne et ceux qui y partaient. Il participait à de nombreux passages clandestins de matériel de propagande à pieds ou dans des voitures trafiquées tout comme de l’argent et des armes aussi parfois. Il organisait encore la réception de camarades fuyant le régime franquiste qui avaient besoin de papiers, de travail, d’argent, d’hébergement. Il allait pour cela de nombreuses fois chercher des militant-e-s qui avaient urgemment besoin de venir se réfugier en France et leur faisait passer la frontière clandestinement dans des conditions souvent très difficiles.

Solidarité par delà la frontière, passeur de propagande, de matériel, d’espoirs, renouveau libertaire, répression puis prison avec ses mutineries, ses tentatives d’évasion et ses grèves de la faim… une période dite de « Transition démocratique » que Bernard a vécu à fond, avec ses espoirs, ses enthousiasmes mais aussi ses désillusions. Au travers de son parcours et de celui de ses camarades, Espoirs déçus permet de revenir sur tous ces thèmes et s’inscrit dans une Histoire de la Révolution espagnole sur le temps long même si ce livre est avant tout le récit d’une solidarité en actes avec « l’Espagne libertaire » lors de la fin du régime franquiste et de la « transition démocratique », période communément admise comme allant de la mort de Franco, en novembre 1975, à la victoire des socialistes du PSOE (Parti socialiste ouvrier espagnol) aux élections législatives d’octobre 1982.

La « transition », puis la démocratie espagnole, ont maintenu en place le même appareil policier et répressif, avec les mêmes acteurs et les mêmes méthodes que sous la dictature et n’ont pas hésité à le déchaîner contre un mouvement libertaire renaissant, au centre de nombreuses attentes populaires et porteur d’une alternative sociale et politique au modèle démocratique, libéral et monarchiste proposé comme en témoigne les dizaines de milliers d’adhérent-e-s à la CNT reconstruite dès 1976 et les centaines de milliers de participant-e-s au meeting de Montjuic et aux Journées libertaires du Parc Güell en juillet 1977. Le mouvement libertaire n’avait peut-être pas suffisamment préparé cette période, anticipé l’ampleur des changements, des attentes et des sollicitations envers lui et était de plus pris dans ses querelles intestines héritées du traumatisme de la défaite de la guerre civile et de l’échec de la Révolution de 1936. Il était pourtant apparu comme la convergence des aspirations antiautoritaires et d’autonomie exprimées en force durant plusieurs années dans la société espagnole qui a connu, de la fin des années soixantes à la fin des années soixante-dix, d’importantes luttes sociales et politiques où sur les lieux de travail, dans les quartiers populaires mais aussi dans les prisons, le pouvoir a été massivement contesté de façon radicale.

Beaucoup de femmes et d’hommes aspirant à un « autre futur », tels Bernard et ses camarades, se sont alors pleinement engagés dans les luttes de cette période et en ont payé le prix de la répression, parfois de manière définitive tel Agustin Sierra Rueda assassiné à la prison Carabanchel de Madrid le 14 mars 1978 [2].

Bernard avait accepté de revenir sur cette histoire à l’occasion d’une série d’entretiens, lors de l’été 2008 et 2009, alors qu’il avait quitté Lyon et était allé passer sa « retraite » à la campagne. Il concédait enfin à évoquer ce passé, car s’étant mis en retrait il ne craignait plus de se voir attribuer une quelconque « gloire » ou un statut particulier qu’il n’avait pas envie de porter dans un souci d’égalité avec ses camarades. Ces entretiens ont ensuite donné lieu à de nombreuses recherches et à d’autres rencontres avec celles et ceux qui l’avaient côtoyé, de part et d’autre des Pyrénées.

Malgré mes nombreuses recherches complémentaires des entretiens, aussi bien aux archives départementales que dans les archives militantes ou encore dans la presse française et espagnoles, il a parfois été difficile de reconstituer toutes les solidarités et leur ampleur de manière précise. C’est le problème de l’étude de toute action clandestine, de ses sources et de sa mémoire. Personne ne cherchait trop à savoir ce que faisaient précisément les autres. Moins on en savait, moins on avait à dire après plusieurs jours de torture « si on tombait ». Sauf nécessité, les actions et l’information étaient cloisonnées. Il m’a fallu près de 10 ans pour terminer ce travail de recherche en tenant compte des divers impératifs et aléas de la vie. Et puis surtout personne ne pensait que Bernard nous quitterait si vite et si subitement.
Le 5 mars 2020, je suis allé à La Modelo de Barcelone en compagnie de Victor Simal et de « Pep », José Palau Pujol, compagnons libertaires de solidarités antifranquistes et de détention de Bernard, dans le cadre de la réalisation d’un documentaire sur leur incarcération et les luttes auxquelles ils ont participé [3].

Cette prison, fermée depuis juin 2017, est pour l’instant transformée en un site historique essentiellement consacré à la mémoire de la répression franquiste. Une déambulation devant les divers panneaux explicatifs nous a permis de constater qu’une fois de plus, hormis le cas emblématique de Salvador Puig antich garrotté dans ces murs [4], le rôle des anarchistes dans les luttes de la fin de la dictature tout comme la répression politique envers eux durant la « transition » et le début de la démocratie espagnole étaient complètement occultés. Nul trace non plus du formidable mouvement de la COPEL et de sa volonté, au-delà de l’amnistie générale, de destruction des prisons. Bien trop embêtant pour une mémoire qui veut simplement valoriser un modèle de réussite de transition vers la démocratie représentative. D’où l’intérêt de mettre au grand jour l’histoire de ces « activistes de l’ombre », comme le dit si bien Freddy Gomez dans son pertinent avant propos, malgré leurs Espoirs déçus.

David Rappe

Espoirs déçus, Engagements antifranquistes et libertaires durant la «  transition démocratique  » espagnole, David Rappe, Atelier de création libertaire, 2020, 157 pages, 12 euros.

David Rappe, Historien, militant syndicaliste et libertaire, a déjà publié La Bourse de travail de Lyon, une structure ouvrière entre services sociaux et révolution sociale, éditions ACL, Lyon, 2004, et Rendez-vous avec Armand Gatti, 10 rencontres avec Armand Gatti, éditions la Parole errante, Montreuil, 2008.

Article publié dans Chroniques Noir & Rouge, revue de critique bibliographique du mouvement libertaire. n° 2, septembre 2020.
P.S. :

[1] Le 15 janvier 1978, à l’occasion d’une manifestation de près de 15 000 personnes appelée par la CNT pour dénoncer les accords (anti)sociaux de la Moncloa, la salle de la Scala, music-hall de Barcelone, est détruite par un incendie faisant quatre morts.

[2] Suite à la découverte d’un tunnel, Agustin Rueda est tabassé et torturé dans le but de dénoncer ceux qui devaient participer à la tentative d’évasion. Battu à mort, il agonise durant une dizaine d’heures sans aucune assistance médicale, malgré ses plaintes et appels à l’aide.

[3] La visite est un projet de film documentaire relatant l’histoire de Victor Simal durant son incarcération à La Modelo en 1978. Documentaire, 52 min, français, catalan, sous-titres, réalisation Collectif Les Amis d’abord/Kalimago Films, sortie prévue fin 2020.

[4] Salvador Puig-Antich, membre du MIL (Mouvement ibérique de libération), est un des derniers garrottés sous Franco, le 2 mars 1974 suite à la mort d’un policier survenue dans la fusillade lors de son arrestation.